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domingo, 27 de mayo de 2012

El imbécil del funcionario.




Perdonad que no haya escrito antes.

Pero es que, primero, no tenia ganas.
Y segundo, estaba demasiado cabreado.

A veces es necesario retirarte en tiempo y espacio para poder ver el panorama con objetividad.

Y dicho lo cual, sigo estando cabreado, aunque ese mosqueo ya se puede considerar controlable.


No solamente por esa rebaja en sí.

Sino por lo injusto del recorte.

Un recorte que diferencia eventuales e interinos de personal fijo.

Un recorte que va cebarse con los profesionales que más complementos cobren.

Y claro está, el colectivo médico sale mal parado.

Diréis no te quejes que al menos conserváis el trabajo.

¿Así estamos?
¿Hasta ese punto nos han comido el coco?

¿Creéis que la solución está en, de nuevo, vuelvo a repetir, bajarnos la nómina a los trabajadores de los sistemas públicos?.

¿Tan culpables somos de los desaguisados y las tropelías de los bancos y políticos,  que no hay otra solución que castigar a nuestras familias con otro descenso en nuestro emolumentos?.

¿No deberíamos todos, y no solo los funcionarios de a pie ajustarnos el cinturón?.

Tengo que decir que a mí me encanta mi trabajo.

Pero soy un profesional.

No pido más dinero, faltaría más.

Solamente mantener lo que tanto me ha costado conseguir.

Es obligación de los gestores que nos sintamos bien en nuestros puestos de trabajo.

Que nos sintamos valorados.

Que solo tengamos que pensar en los ciudadanos.

Que trabajemos, dentro de las posibles carencias, lo más feliz posible.

Que cuando nos inviten a hacer actividades distintas a las que entran en la cartera de servicios asignada, nos apetezca hacerlas.

Porque te lo están agradeciendo.
Porque no te importa realizar esas funciones.


Si eso no ocurre, nos miraremos al espejo, y solo veremos éso.

Un imbécil.