Es un creative commons

martes, 14 de septiembre de 2010

Felicidad


Desde el principio de los tiempos, el hombre se ha preguntado: ¿Qué es la felicidad?
En la Real Academia de la Lengua Española se define como "estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien".
Tendemos a decir, somos felices o no somos felices como un estado de equilibrio mantenido en el tiempo, relacionado con haber conseguido metas propuestas en la vida laboral y personal.

Pero la felicidad es algo mucho más complejo.

La felicidad es un estado de ánimo, como dice su definición. Por lo que yo me puedo encontrar feliz un rato, y al siguiente triste, manteniendo además mi equilibrio mental de forma perfecta.

Porque ya que hablamos, el equilibrio mental se determina no por lo que pensamos sino por lo que hablamos y/o actuamos.

Yo puedo pensar que soy Napoleón que si no lo digo ni lo manifiesto, ni actúo como tal, sigo siendo "normal".

Opinareis que no estaría entonces equilibrado ¿Y qué? No lo sabríais. El equilibrio mental depende de lo que los demás opinen de mí, y si no saben lo que pienso....

Volvamos al tema de la felicidad, es curioso que si uno mismo se plantea si es feliz en ese mismo momento deja de serlo.

¿Por qué? Porque todo es mejorable.

Si digo, yo soy feliz, ésto implica que no existe mayor felicidad de la que poseo.

¿Es eso posible?. Por supuesto que no.

Siempre es posible mayor felicidad, siempre podemos mejorar algo de nuestra vida laboral y personal. De tal manera que si alguien se lo pregunta a sí mismo, se contesta que definitivamente no lo es.

Pero vayamos a lo recíproco, cuando vemos a alguien con una vida que en general creemos mejor que la nuestra lo catalogamos de feliz.

Realmente lo que se realiza es una comparación, de sus logros con la percepción de los conseguidos por nosotros mismos y determinamos que dicha persona es feliz.

Otra equivocación por supuesto. Podemos decir que ha adquirido un mayor escalafón dentro de su vida socio-familiar de la que nosotros hemos logrado.

Pero solamente éso.


Realmente se es feliz cuando uno ríe o llora, pero no por tristeza.

Es decir cuando se nos cuenta un chiste gracioso (es difícil), o se encuentra un amigo de toda la vida que hace tiempo no sabemos de él, o nace un hijo y nos hace mucha ilusión o le dan una noticia importante e impactante que a uno le alegra mucho, durante esos momentos se le olvida de todo y sufre una explosión de emociones incontrolables.

Sí,es cierto, prácticamente un orgasmo.

Una vez que pasan esos instantes o si en ese transcurso de tiempo se plantea la persona en cuestión, si es feliz o no , deja de serlo automáticamente aunque él mismo se conteste que sí.

Es por eso que el ignorante es más feliz. No se plantea ni jamás lo hará este tipo de dudas, con lo cuál estará más cerca de la felicidad de lo que ni siquiera nosotros nos imaginamos.

Además la felicidad y la ignorancia son directamente proporcionales. Si pudiéramos hacerlos variables cuantitativas, determinaríamos que a mayor número de ignorancia mayor número de felicidad y viceversa.

Y preguntaréis porqué me planteo esta disertación filosófica.

Pues éso es motivo de otra historia, que hoy no me apetece contar.