Es un creative commons

viernes, 21 de enero de 2011

Receta XXI: Tarjeta de crédito farmacológica.


Es típica la frase:

- Don Gilbertman (o Gilbertman, según la edad), me han dicho en la farmacia que ya no me dan más medicinas (o "medecinas", según el nivel cultural).

La Receta XXI o electrónica, para quienes no la conozcan, sirve para suministrar medicamentos a un paciente con patologías crónicas durante un largo tiempo.

Consiste en introducir en el lector la Tarjeta Sanitaria del paciente y grabar en ella el medicamento que queremos suministrarle.

Es necesario introducir correctamente la posología y el tiempo de finalización del crédito, así el paciente lo comienza a retirar de la farmacia, y cada vez que se le acaba, va por una nueva caja hasta que se llega al fecha que hemos puesto como tope máximo.

Para mí ha sido uno de los mejores avances de la Atención Primaria en Andalucía en la última década.

Recuerdo aquellos días de sustituciones, en los que había que recetar y recetar, con multiples cartones, sintiéndote engañado por los usuarios, ya que era imposible controlar la medicación:

-¡Doctor, que esta crema me la receta mi médico!

¡Venga ya! ¡Se cree usted que me he caído de un nido!

Por tanto, ha supuesto una regulación de toda la medicación y una disminución del gasto farmacéutico en términos globales.

Aparte ha reducido el numero de personas que asiste a la consulta todos los días a un centro de Atención Primaria en Andalucía.

Cuando llegué a Estepa (o Estepe), tenía 40 pacientes de demanda administrativa diarios.

¿Sabéis lo que es al menos 40 personas hablando (o gritando), pidiéndose el turno, o preguntándose váyase a saber qué cosas en aproximadamente 5 metros cuadrados?.

Mutiplicarlo por 7 consultas.

Pues hoy en día, tenemos 15 visitas de consulta administrativa, y aquellos que vienen, suelen ser pacientes que no quieren que se les realice Receta XXI o agudos.

Esto nos da más tiempo para realizar otras actividades.

Bueno, eso sería si cubrieran a los compañeros.

Pero eso es otra historia.

Aún así, la Receta Electrónica también tiene sus inconvenientes.

Cuidado con las posologías.

Por poner un ejemplo, si nosotros nos equivocamos al escribir un alendronato semanal y los ponemos cada 7 horas, y en la farmacia no advierten al paciente, puede tomar la medicación de forma errónea.
Además con el agravante, que no va a renovar la tarjeta hasta que no se le acabe el crédito.

Normalmente, gracias a Dios, los Farmaceúticos de Distrito corrigen estos desaguisados.

Otro problema es cuando el paciente deja de tomar unilateralmente la medicación y no se lo dice al médico para que la inactive.

Puede verse con un farmaceútico (¿sin escrúpulos?) que le siga suministrando los fármacos aunque el paciente los tire, o los amontone en un armario.

De todas maneras esto no es frecuente.

Es también digno de reseñar, el mal-uso que hacemos, a veces, de la tarjeta electrónica prescribiendo medicinas que no se deberían introducir.

Un ejemplo serían las cremas o los Antiinflamatorios no esteroideos por vía oral.

Esto da la percepción al paciente, que tiene un salvaconducto para sacar en la farmacia lo que le venga en gana:
- Métame también el Nolotí que cuando me duele la rodilla me la tomo.

Es un error médico quitarnos pacientes de la consulta recetándole en tarjeta electrónica.

Para evitar los errores y hacer una buena prescripición farmaceútica de Receta XXI debemos dedicarle tiempo.

Programar la cita.
Pedir al paciente que traiga toda la medicación que toma y a las dosis en la que lo realiza.
Meter solamente aquellas medicaciones crónicas con una posología definida.
Poner la fecha de finalización de tratamiento poco después de la próxima revisión nuestra, o la de un especialista hospitalario.
Momento en el que veremos si sigue igual o le cambiamos su medicación añadiendo o retirando fármacos o modificando posologías.
La fecha de finalización, desde mi punto de vista, nunca debe superar 180 días.
Debemos dar siempre las instrucciones al paciente y leerlas delante de ellos, para que sepa la finalización de sus tratamiento y comprobemos si ha habido o no algún error.

Y en ese caso rectificar.
Que es de sabios.

Tener en cuenta que pararnos un rato evita varias reconsultas más.

Por último, cuando estemos tecleando podemos mantener una conversación agradable con el paciente que seguramente nos seguirá contando más problemas.

Eso sí, porque cuando un paciente decide renovar o activar la receta XXI, tiene al menos otro problema médico en mente.

Eso es seguro.
O casi.
Que yo ya no estoy seguro de nada.
O de casi nada.
¡Bueno qué mas da!