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sábado, 19 de enero de 2013

Cuestión de principios.




Extraída de mundodescargas.com



Dicen que la sanidad pública no es sostenible.

En unos lugares hay que pagar un euro más por receta.
Aunque parezca que ésto sea inconstitucional.

Lo digo porque así lo dijeron en otros lugares.

No asistimos más que a recortes de personal.
Menos contratos y menos sueldos a los que trabajamos.

Cierran puntos de urgencias.
O al menos lo intentan.

Menos cobertura asistencial a las zonas rurales.

Y sin embargo, escuchamos como nuestros políticos no declaran el dinero que ganan.

Se llevan nuestro dinero.
En pequeñas bolsas de basura.
Durante años.

Gente que dirigía nuestro país.
Y que posiblemente aún nos dirijan.

Y se te cae la cara de vergüenza.

¿Dónde vivimos?
¿Qué hemos hecho, nosotros los ciudadanos de bien, para merecer ésto?
¿Por qué tenemos que aguantarlo?

Miren ustedes, todos los días me siento a trabajar con un propósito.
Disfrutar de mi profesión e intentar ser mejor cada día.

Eso conlleva gestionar bien los recursos que dispongo adecuándome a la mejor evidencia científica. 

Porque soy un médico de Atención Primaría adscrito al Servicio Andaluz de Salud.

Y así me enseñaron mis mayores.

Sabiendo que los recursos públicos son de tod@s.

En el Rincón de Sísifo, excelente blog por cierto, Carlos Oropesa en uno de sus artículos dice que lo público se defiende en la calle pero también en las consultas.

Y estoy totalmente de acuerdo.

Pero por eso duele más cuando no lo hacen quiénes te piden austeridad.

Quiénes te piden que ajustes tus gastos.

Y en mi caso, el gasto sanitario de los ciudadanos de Estepa que están a mi cargo.

Pero independientemente del dolor que uno siente cuando lee noticias como lo de Bárcenas.

Del cabreo sin límites hacia esos personajes.

Creo que la solución no es la del pasotismo.

Y hablando de mi trabajo como gestor de recursos públicos.

No es la de tirar de talonario.
No es la de malgastar el dinero de la sanidad de tod@s.

No es la de decir, si ellos que son nuestros dirigentes no se preocupan, ¿por qué yo he de hacerlo?

Si no la de mantener unos principios fundamentales.

De defensa de lo nuestro.
De nuestro dinero.

Y por favor, que se descubran los pasteles de la corrupción. 

Y que paguen con penas de cárcel aquellos que hayan cometido estos delitos.

Porque si no, la gente de bien, al final, dejaremos de tenerlos.