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domingo, 13 de marzo de 2011

Malas noticias


Una de las funciones del médico de familia es dar malas noticias.
Me explicaré mejor, saber dar malas noticias.

En mi profesión, a veces te encuentras con que tienes que comunicar una noticia desagradable.

Estas noticias tienen una graduación en intensidad.

Desde una leve.
Como puede ser el padecimiento de una enfermedad crónica.

A una grave.
Como decirle a una madre que su hijo de 30 años ha fallecido.

Creanme si les digo, que en estas últimas se pasa mal.
Muy mal.

Pero es nuestro trabajo informar.
Y por supuesto, saber informar.

Debemos estar preparados para comunicar.
Y un médico residente debe aprender cómo hacerlo.
Como tutor es mi obligación que aprendan a dar malas noticias.

Si la noticia es fatal, debemos darla ante alguien que sea capaz de soportarla.
Es decir, cuidado con las patologías que padece quién recibe la noticia.
Si debe recibir una noticia mala un cardiópata, igual debemos postergarla.

Es necesario adecuar el tono y el timbre a la gravedad y a la severidad de la información que pretendemos comunicar.
Debe hacerse con tono sereno.
Con voz grave, pero firme.
Y por supuesto, empatizar.

Por empatizar, se entiende, ponerte en el lugar del otro.
A veces basta con decir "lo siento".
Y hacerlo desde una comunicación verbal y no verbal creíble.

Posteriormente vendrá la descarga de emociones.
Y ahí hay que dejar que ocurra.
Ni mandar a callar ni siquiera, a veces, conviene hablar.
Solo empatizar.

Y después cuando comience de nuevo a preguntar, contestar con respeto.
Intentar solucionar las numerosas dudas que se planteen.
Siempre con tacto.

Debemos darnos cuenta que la comunicación de la información es muy importante.

Pongamos el ejemplo de una muerte accidental.

La forma de decir la información es tan importante, que de ésto depende la salud futura de los familiares.
Es decir, dependiendo si la noticia esta bien o mal dicha, se puede crear un duelo patológico o no.

Tener un duelo muy grave y que permanezca mucho en el tiempo depende del proceso de la enfermedad.
Y de la forma en la que se le dio la noticia.

También es importante saber dar malas noticias, porque provoca calma.

Si se hace bien es más efectiva que cualquier benzodiazepina.

Y al estar más calmado, se buscan menos culpables.
Con lo cual hay menos demandas.

Porque hay que entender a los familiares.
Que se muera alguien es injusto.
Por tanto, si no se actua con respeto en la información, se puede focalizar hacia nosotros las demandas de justicia.

Y esto se puede evitar con un buen hacer en este tipo de entrevistas.

Reconozco que para mí es de las cosas más desagradables de mi profesión.
Es un momento que tengo que tragar saliva.
E ir pensando por adelantado lo que voy a decir a continuación.

De todas maneras a la larga crea vínculos fuertes.
Unos vínculos de confianza.
Entre un médico y sus pacientes.
Entre personas.