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viernes, 1 de abril de 2011

Error de comunicación.


Muchas veces la comunicación no se realiza de forma efectiva.

Es lo que se conoce como error de comunicación.

El error puede ocurrir en cualquiera de los elementos de la comunicación.
Puede ser en el emisor.
Puede ser en el receptor.
O en el mensaje.
También puede venir en el contexto.
En el código.
O por un error en el canal.

Puede fallar solo uno de los elementos.
O pueden fallar varios.
A veces incluso todos los elementos pueden estar implicados.

Debe ser esta la causa del error que os voy a contar a continuación, porque si no no me lo explico.

Os pongo en situación.

Esta mañana , me dirijo a realizar un aviso domiciliario que estaba puesto en la agenda.
Bueno, realmente estaba puesto, en la parte de atrás del día 31 de Marzo, a la izquierda del 1 de Abril.

El primer error se solventó, gracias a una buena comunicación con la administrativa.
- ¿Estos avisos son de hoy?
- Ah, sí. Que me he equivocado en la hoja.

A renglón seguido se traza una flecha que se dirige desde el lugar donde están apuntados los avisos, hacia la hoja del día 1 de abril.

No sé si otros compañeros lo habrían entendido, pero como yo era el único que tenía avisos domicilarios.....

Llego al domicilio en coche.
Aparco.

Posteriormente camino hacia el domicilio.
Llego al número de la casa.

Me sale de la casa la hermana del paciente.

Me dice:
-¿A dónde va usted, Doctor Gilbertman?
- Pues a ver a su hermano.
- Pues yo no he puesto ningún aviso, pero ya que está aquí pase. A mi hermano le va a hacer ilusión verlo y hablar con usted.

Absurdo.

Me comenta que el Cardiólogo le ha retirado una pastilla.
Me pregunta qué me parece.
¿Me puede hacer una receta?.
Ah, han estado antes los del servicio de urgencias, y no entiendo para qué.

Decido no preguntar (¿?), y enterarme con la administrativa que recogió el aviso como había sido la anotación de la consulta domiciliaria.

La compañera me comenta lo siguiente:
- Sí, han estado en ese domicilio los servicios de Urgencias. Te lo anoté en el ordenador.

Mea culpa.
No lo había mirado.
Ni tampoco había llamado para saber que le pasaba.

Suele acatarrarse, está delicado, y no es raro tener que ir a echarle un vistazo.

El cúmulo de circunstancias fueron los siguientes:

La hermana había llamado al 061 para preguntar si hacía caso al cardiólogo, y retiraba la dichosa pastilla de la circulación.

La teleoperadora del 061 "entendiendo" que ese hombre podía tener un dolor torácico decide enviarle una ambulancia medicalizada.

Ambulancia compuesta por un médico, un enfermero y un técnico.

Cuando llega a la casa, y viendo lo absurda de la situación, la compañera médico de Urgencias le dice que con quién tiene que hablar es con su médico de cabecera.
Es decir, conmigo.

Llama al Centro de Salud, y mi administrativa, al escuchar que ha estado el servicio de Urgencias ahí , y que con quién quería "hablar"era conmigo, me apunta el aviso domiciliario de forma reglada.

Vamos a ver, cuando una persona dice que lo que quiere es hablar, suele querer decir que lo que quiere es hablar.

Por tanto, se han necesitado una administrativa, una teleoperadora, 2 médicos, un enfermero, un técnico de ambulancia, una ambulancia, un coche y dos llamadas telefónicas para resolver una duda que casi no requería resolverse.

En dos palabras.
Im-presionante.

Tomo nota para, al menos intentar, no realizar avisos absurdos.

Y para en la medida de lo posible, mejorar la calidad de comunicación.

domingo, 27 de marzo de 2011

Dominio de la información.


Es sabido que las relaciones entre los hospitales y los centros de salud no pasan por los mejores momentos.

Hay un desequilibrio presupuestario histórico volcado hacia el hospital.

Parte de la idea del hospitalicentrismo.

Todos giramos alrededor de nuestro hospital de referencia.
Y también de la idea ancestral, que en los centros de salud se encuentran médicos, digamos, con una menor calidad científica.

Que lo piense la administración me molesta, pero lo asumo.

Sé que, al menos por ahora, la política manda.

Y la política dice que vende más demostrar lo bien equipados que están éstos u otros hospitales, que cualquier centro de salud.

Lo que sí me irrita es que algunos "compañeros", especialistas como yo, nos subestimen y desprestigien ante los pacientes.

Porque si que es cierto que en atención primaria hay profesionales de baja calidad.

Pues claro.

Pero creedme si os digo que en hospitalaria, al menos, hay el mismo número de profesionales de mala calidad que en la primaria.

En todas las profesiones hay buenos, regulares y malos profesionales.
Y en la hospitalaria igual.

Ya pasó el tiempo aquel de que el especialista hospitalario siempre tenía la razón.
Además, mientras más viejo y más títulos, tipo cátedra, tuviera, mayor sería ésta.

No,ya no.
El mundo ha cambiado.
Mejor dicho, en este momento está cambiando.

Hoy tenemos acceso a toda la información que se escribe en el mundo.
Y podemos saber el ultimo estudio de investigación en el momento que se publica.

Estando más informado que cualquier general de bata blanca.
Dinosaurio con galones.

Por lo tanto, se acabó "ésto es así porque yo sé más que tú".

Cualquiera puede saber más que yo.
Eso tenemos que saberlo y aceptarlo.

Y por supuesto, un paciente bien informado puede saber más que yo de un tema específico.
Gracias a INTERNET.

A mí esto no me asusta.
Porque es imposible dominar todas las materias.

Hay que perder ese orgullo infantil de la superioridad del médico ante el paciente.
Si está informado, y lleva razón pues nada, admitirlo y actualizarnos.

Pero igual que digo lo anterior, también digo, que yo puedo saber más que ninguna otra persona, en otros temas determinados.

Porque si me he actualizado en algo, si he leído lo último, y lo que me he leído tiene un completo rigor científico, solo el investigador puede saber más que yo de ese concepto.

A veces tengo que rectificar algún informe de algún compañero hospitalario.

Porque prescribe algo que no tiene evidencia científica.
O prescribe algún tratamiento que en él/ella no estaría indicado.

Creo que no es ético mantenerlo.
Me cuesta convencer al paciente.
Pero como habitualmente los pacientes confían en mí, pues rectifico el tratamiento.

Cuando vuelve al hospital, algún especialista puede decirles:
- Pero, ¿cómo le ha cambiado el medico de cabecera el tratamiento?

Pues porque no está bien puesto, compañer@.
No te quejes, ni me insultes, y comprueba si el mío se adecua mejor a este paciente que el tuyo.
Aunque tú seas el especialista en la materia, y yo no.

Normalmente al derivar, asumimos que un especialista sabe mucho más que un médico de atención primaria de un tema.
Es así.
Se dedican a un tema específico y lo suelen dominar.
Es normal.

Pero vayamos por partes.
Supongamos un especialista hospitalario.
Como un oftalmólogo.
Aunque podía ser cualquier otro especialista hospitalario.
Le dedica todo el tiempo de su profesión al ojo.
Ha hecho toda una residencia para formarse en su especialidad.


Bien, pues dos cosas son claras.

El médico de familia no tiene que saber todas las patologías del ojo.
Es por eso que hay hoja de derivaciones.
Lo digo, porque también suele ser habitual la crítica que algunos compañeros hacen al médico de cabecera porque sabe muy poco del "ojo".

Ni tampoco tenemos (los médicos de familia) que hacer caso porque sí, a un compañero que no está actualizado en algún tema.
Porque lo escriba en un informe.
O porque se lo diga, y esto es más fuerte, al paciente de forma verbal.
Si lo que dice no es correcto.
O no se ajusta a rigor científico.

El título determina una serie de conocimientos básicos sobre un tema específico.
Pero tenemos que seguir adquiriendo información durante toda nuestra vida profesional.

Tanto especialistas hospitalarios, como "familiólogos".