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sábado, 17 de mayo de 2014

Residentes o las gallinas que entran por las que salen.


 

Mayo.
Final de diferentes etapas.

Residentes que terminan.
Su etapa de formación.

Etapa de formación de su especialidad.
Aunque, conseguida ésta, siempre tendrán que seguir formándose.


Durante toda su vida profesional.
Por su bien.
Y lo que es más importante.
Por el bien de los ciudadanos.

Residentes que comienzan un nuevo ciclo.

Algunos con ilusión.
Deseosos de conocer los servicios donde van a realizar su aprendizaje.
Deseosos de enfrentarse a lo que llevan preparando toda la vida.
La medicina de verdad.
El contacto directo con los ciudadanos.

Otros se presentan menos ilusionados.
Porque han elegido una especialidad que no era la que anhelaban.

A algunos no les quedaba más remedio que elegir esta especialidad.
La mayoría, aún gustándoles su elección, no es ni de lejos su sueño.

Se encuentran expectantes.

Planteamientos ambiguos luchan en su ser.

Tal vez se enamorarán durante el tiempo de residencia.
Tal vez el tiempo haga el cariño.

Pero una cosa tienen clara.

No hubo flechazo.
No hubo tilín.

También existe otro grupo de residentes con una característica común.

Su recirculación.

Es decir, han vuelto a realizar el exámen MIR (Médico Interno Residente).
Y a elegir otra especialidad.
Una nueva.

Sus expectativas diferentes.
Y las razones diversas.

Porque el tiempo no hizo el cariño.
Porque decidió perseguir su sueño hasta conseguirlo.

Y otra que coge cada vez más fuerza.

La posibilidad de asegurarse cuatro o cinco años más de trabajo.
Esperar a que el mercado laboral sanitario público mejore.

Darle una tregua a la sociedad.
Para que puedan demostrar al cien por cien lo que aprendieron.
Y no al setenta y cinco por ciento.

Evitar tener que emigrar para conseguir un trabajo de médico estable.
Medianamente decente.

Sentimientos ambivalentes de los recién acabados.

Por una parte la alegría del trabajo terminado.
Y además bien hecho.

Por otra, la frustración de abandono de la sociedad a los especialistas de reciente formación.
Nadie los espera como profesionales.
Tendrán que buscarse la vida.

Mi más sentida admiración a todas las residentes que se formaron conmigo.
Mi apoyo incondicional.
Y, como ellas ya saben, éste será para siempre.

Para el/la residente que ahora comience a formarse.
La ilusión aún presente en mí.
Y que espero que tú también tengas.

Para que la podamos compartir junt@s.
Como siempre he hecho.
Desde que soy tutor de la Unidad Docente de Medicina Familiar y Comunitaria de Sevilla.

Ciclo.
Unos entran.
Otros salen.

La administración lo tiene claro.
Las gallinas que entran por las que salen.