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sábado, 10 de noviembre de 2012

El círculo vicioso de la relación entre especialistas de primaria y hospitalaria.


Extraído de El Supositorio.

Que las relaciones de los Médicos Especialistas Hospitalarios y de los Médicos Especialistas de Atención Primaria nunca ha sido buena es un hecho.

Para empezar, he de decir es que médicos buenos hay en los dos lados.

Así como médicos malos.

No es exclusivo de ninguno de los ámbitos.

Pero tal como lo veo, existe un relato cronológico que configura una distinción claramente asimétrica.

Igual no soy muy objetivo.

Pero es mi vivencia.

Y la voy a exponer con vuestro permiso.

Como le digo a mis pacientes cuando me dicen que no saben por dónde empezar, comencemos por el principio.

Recuerdo cuando decidí ser Médico de Familia en la licenciatura, y se lo comuniqué a uno de mis amigos de entonces.

Calculo que estaría en quinto.

Su reacción fue la siguiente.

- ¿Y lo vas a elegir así? ¿Sin ni siquiera repetir otra vez el MIR? ¿Y te vas a conformar con "éso"? Tú puedes conseguir "algo mejor".

Primer problema.

Muchos estudiantes asocian mi especialidad a médicos que no pueden alcanzar el nivel de otra especialidad.

Evidentemente esto es totalmente erróneo.

Y quiero decir que no solo no me conformo, si no que me siento muy orgulloso de lo que soy.

Solo un Médico de Familia.

Creo necesario que desde la Universidad se actúe concienzudamente para evitar el desprestigio de mi profesión.

Y eso se consigue igualándola en el pregrado a la de otras especialidades.

Por ejemplo, dándole la categoría de asignatura Troncal.

Por tanto, ya desde la licenciatura muchos compañeros hospitalarios han adquirido prejuicios.

Piensan que no somos suficientemente capaces.

Que somos médicos de segunda división.

Y que somos incapaces de abordar problemas complejos.

Y ese es otro error.

Básicamente, porque los problemas que nosotros solventamos son muy diferentes a los suyos.

Porque nuestras profesiones son distintas.

Bueno, nos vamos haciendo mayores y ahora somos residentes.

Unos de Especialidades Hospitalarias y otros de Medicina Familiar y Comunitaria.

Pues bien, si ya de por sí el estudiante tiene prejuicios, no digamos los Médicos Internos Residentes (MIR).

Ya que la formación de unos y otros son completamente diferentes.

Tanto en lugar como en contenido.

Porque los de Familia tienen que realizar una rotación hospitalaria muy larga.

Alrededor de dos años pasando por los diferentes servicios hospitalarios.

En cambio, los de otras especialidades o no pasan por los Centros de Salud o lo hacen de forma testimonial.

Y esto significa que desconocen qué hacemos.

Cuánto trabajamos.

Y con qué problemas nos encontramos.

Además se le da al residente la imagen que nuestra especialidad no es para nada importante en el devenir de su futura profesión.

Y éso no es en absoluto recíproco.

Porque los Médicos de Familia sí sabemos cómo se trabaja en el Hospital.

Y lo que hacen los especialistas hospitalarios.

Cuáles son sus problemas.

Y cuáles sus virtudes.

Que son muchas, por supuesto.

Una visión más cercana de los residentes hospitalarios de cómo trabajamos en el Centro de Salud, estoy convencido, mejoraría la percepción sesgada que tienen algunos de la Atención Primaria.

Y éso se haría mediante una rotación obligatoria y evaluable.

Pero ahí no queda la cosa.

Nos hacemos adultos.

Y nos convertimos en especialistas.

Y tenemos que trabajar codo con codo Atención Especializada (AE) con Atención Primaria (AP).

Eso sí, con mucho aire de por medio.

Porque nos reunimos poco.

Y solo de vez en cuando se crean comisiones para abordar un problema de forma integral.

Aunque allí, casi siempre, ponen a la cabeza al especialista hospitalario de turno.

Sea o no el más capacitado para la jefatura.

Y éste suele decir a todos lo que tenemos que hacer.

Incluido a nosotros.

Nos dicen como trabajar en nuestra casa.

Sin saber si es posible la realización.

Por falta de recursos humanos o materiales.

Como comprenderéis estos procesos van abocados al fracaso.

Y lo que más me irrita.

En estas comisiones se suele decidir que los Médicos Especialistas de Atención Primaria realicen unas determinadas tareas.

Y da la casualidad que son tareas que los especialistas hospitalarios no quieren hacer.

Están hartos de ellas.

Por ser muy pesadas o muy repetitivas.

Y que rápidamente asumimos dentro de nuestra especialidad.

Con una defensa cuanto menos extraña de nuestras Sociedades Científicas y de las Unidades Docentes de Medicina Familiar y Comunitaria.

Total, que al final se las pasan a Atención Primaria.

Por supuesto con la connivencia de nuestros Gerentes y Políticos.

Que se cansan de decir lo importante que somos pero que a la hora de la verdad siempre barren para casa.

Tanto a nivel presupuestario.

Como de un intangible.

Lo emocional.

El no reconocimiento.

Siempre para el Hospital.

Con lo cual en la Facultad, la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria es poco apetecible.

Y cerramos el circulo vicioso.