A veces es necesario dar un paso hacia atrás para avanzar.
Se debe luchar por algo en lo que se cree.
Con todas las fuerzas posibles.
Con inteligencia.
Sabiendo lo que podemos hacer.
Si no se hace este esfuerzo, los demás piensan que tus argumentos no son importantes.
Las luchas nunca son fáciles.
Nos exponen, nos desnudan.
Los cambios se producen porque alguien decide que no es justo lo que pasa.
Un líder se rebela.
Esto es inaceptable.
No lo puedo tolerar.
Hasta aquí hemos llegado.
Se sopesan las consecuencias y merece la pena arriesgarse.
Es mejor una lucha colectiva que una individual.
Porque tienen más fuerza, más poder.
Están enriquecidas por el poder grupal.
No obstante, uno debe ser íntegro y hacer lo que cree que debe hacer.
Aunque no lo acompañe nadie.
Aunque las represalias sean mayores.
Es una cuestión de dignidad.
Por ti.
Para que los que vienen detrás de ti.
Por dejar un mundo mejor.
Por un mundo más justo.
En tu profesión.
En cualquier ámbito de la vida.
A continuación tienen un ejemplo:
Quizás el ejemplo mas grande, en que haya participación de deportistas en la historia.
Tommie Smith y John Carlos son integrantes del equipo de USA de los Juegos Olímpicos de 1968.
Ambos son de raza negra.
Estados Unidos vive un momento particular, con multitud de revueltas raciales.
Esto no puede seguir así.
Algo tienen que hacer al respecto.
El día 16 de Octubre de 1968, en México, estos hombres realizan la mejor carrera de 200 metros de la historia.
Smith pulveriza el anterior record del mundo con una marca estratosférica de 19 segundos 83 centésimas. John Carlos luchando por ganar consigue el bronce.
Lo fácil hubiera sido recoger la medalla e irse.
Flanqueados por Peter Norman, australiano, suben al podio con las zapatillas en las manos. Sus pies sólo van cubiertos con calcetines negros.
Tommie Smith lleva su puño derecho enfundado en negro, John Carlos lo mismo el izquierdo.
Momentos antes Norman, ha aceptado llevar una insignia con el lema Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos ofrecida por los americanos en el momento de la entrega de las preseas.
Juntos suben al podium.
Suena el himno americano.
Los atletas norteamericanos bajan la cabeza y elevan el puño oculto bajo el guante negro.
Pretenden lanzar al mundo un mensaje de justicia racial.
Por supuesto que lo consiguen.
Pero a veces, no se comprende esta valentía.
Porque en ese momento se acabaron sus carreras.
Son expulsados de la villa olímpica y el presidente del Comité Olímpico Internacional se encarga de destrozarles la vida.
Norman, también es humillado con una amonestación por el Comité Olímpico Australiano.
Hoy en día, una estatua de Tommie Smith y John Carlos figura a las puertas de la Universidad de San José State como un momento culmen en la lucha de los Derechos Humanos.
Es un ejemplo grandioso, de llevar al extremo la justicia.
Hagamos también desde nuestra humilde parcela también, algo de justicia.
Te felicito por tu blog, y respecto a esta entrada es de las cosas mas hermosas y estimulantes que he leido , yo añadiria que a los que tienen la suerte de poseer el don de Fe tienen un refuerzo mas, para luchar por la Dignidad humana
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