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martes, 15 de febrero de 2011
Aprendizaje
El aprendizaje tiene una primera fase que la llamo autocrítica.
Se define por la RAE en su acepción tercera como juicio crítico que se realiza sobre obras o comportamientos propios.
Este concepto nos cataloga como humanos.
Y no como animales.
¿Porque quién lo hace todo bien?
Yo no, por supuesto.
Y te voy a decir un secreto.
Sí.
Tú tampoco.
Para empezar, es necesario pensar un buen rato.
Sí pensar, eso que en la sociedad postmoderna actual está mal visto.
Se requiere una reflexión de las actuaciones realizadas.
Se realiza un análisis pormenorizado.
Y a renglón seguido, encontramos situaciones que hemos hecho mal, o al menos que se pueden mejorar.
Para este primer momento se necesita tiempo.
Y capacidad.
Como veréis no todo el mundo tiene capacidad de reflexión.
Los radicales no la tienen.
La capacidad de mejorar pasa por la posibilidad de poder equivocarse.
Y en pensar que otras personas pueden hacer las cosas de otra manera.
Y encima hacerlas mejor que tú.
Visto que hemos detectado algo mejorable o errado, viene la segunda fase.
¿Cómo lo mejoro?
Para saber cómo se mejorar las cosas, es necesario documentarse.
Tanto con razonamientos humanos de personas más doctas , o también, en su caso, de material didáctico.
Mediante la lectura.
Debemos abrir la mente a otras opciones.
Aquí entrarían dos verbos: escuchar y comprender.
El buen uso de estas acciones determinan la capacidad de mejora que cada uno de nosotros tiene dentro de su ser.
Tampoco esto puede hacerlo todo el mundo.
O más bien no quiere hacerlo todo el mundo.
Una vez detectado un problema, buscado la solución, ¿qué queda?
Aplicarla.
Tercera fase del aprendizaje.
Porque hay mucha gente que sabe que hace mal las cosas.
Sabe cómo se hace bien.
Y le da igual.
No cambia su comportamiento.
¿Por qué?
Por orgullo.
Porque no le da la gana.
Por vagancia.
Vete tú a saber.
Lo importante es que no cambia su conducta.
Y por tanto no mejora.
No aprende.
Una vez aplicada la mejora, pasamos a la cuarta fase.
Debemos repetir el cambio producido, si se repiten las mismas situaciones.
Y a su vez seguir cuestionándonos la perfección de nuestras actuaciones.
Planteándose todo el proceso desde el principio si detectamos de nuevo una posible mejora.
Esto es a lo que yo llamo aprendizaje.
Por supuesto, requiere esfuerzo.
Pero es asumible si queremos ser mejores profesionales.
Si queremos ser mejores personas.
Etiquetas:
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autocrítica,
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leer,
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razonamiento
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