Allá dónde estés, darte las gracias.
Por el trabajo que realizaste.
Por el empeño que pusiste.
Hemos compartido guardias.
Buenas y malas.
Hemos dialogado sobre nuestros pacientes.
Siempre en tono cordial.
Siempre en beneficio de ellos.
Has sido un excelente compañero.
Y si no hemos llegado a ser amigos, es porque tu tiempo se acabó.
Muy pronto.
Demasiado pronto.
Dale un abrazo a tus familiares que te necesitan mucho ahora.
¡Hasta siempre, enfermero!
Pues si, la verdad es que Dios le ha dado poco tiempo a nuestro lado, pero muy intenso.
ResponderEliminarAllá donde esté seguro que sigue sonriendo....
Nieves