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lunes, 25 de junio de 2012

La misión de nuestra generación médica.



Extraído de Martin Arevalo.

Hace unos días mi hijo mayor se sentó a mi lado en el sofá.


Se aderezó.


Me miró a los ojos.


Sonrió


Y entonces me comentó:


-Papá, quiero ser médico como tú.


Mi hijo tiene solamente 8 años.

Por eso no sé con qué arraigo está esa idea alojada en su interior.


Si será etéreo como el amor de un adolescente hacia una chica, que se puede cambiar rápidamente en cuánto haya una mirada furtiva de otra o un comentario celestino de alguien.


O perenne cuál roca encallada en la mar, resistente a tempestades y a numerosas alimañas. Duradero al tiempo y al rastreo incansable de los buscadores de tesoros.


No lo sé.


Como tampoco sé si esa decisión, aún infantil, es buena o mala.


O si me da alegría o no.


Por ahora solo escepticismo.


Repito lo dicho.


No lo sé.


Cada vez tengo menos cosas claras en esta vida.


Pero al menos, una todavía queda en mi interior bastante cristalina.

Y es la misión  que nos compete de intentar que permanezcan los verdaderos fundamentos de nuestra profesión para generaciones posteriores.


En la atención a los pacientes.


Tengan la cara que tengan.


Y en la relación con nuestros dirigentes.


Tengan la cara que tengan.


Porque después puede que mi hijo llegue a ser médico.


Y que su profesión ya sea distinta a la que yo estudié y en la que me formé.


Que se hubiera convertido en otra cosa.


Que nos la hubieran convertido en otra cosa.


Y no me perdonaría no haber intentado protegerla.


Eso es seguro.

10 comentarios:

  1. Mi padre era médico anestesista, ya no está conmigo. Hace 20 o 30 años ya decía que la profesión médica estaba muy mal, que no merecía la pena, que no me lo recomendaba. Pero sé que cada día cuidaba de las personas, y de las vidas de esas personas, y se preocupaba, y sufría por ellas y con ellas. Ser médico no es una profesión, es una forma de entender la vida y la muerte que se contagia a la siguiente generación.

    Yo sabía lo que significa ser médico o enfermera, y no sentí que ese tuviera que ser mi camino. Ahora contribuyo con mi trabajo intentando mejorar la salud y las vidas de las personas, desde el ámbito que escogí. Y sé lo que es la vocación de servicio, y el esfuerzo, y preocuparse, y que detrás de cada número, de cada dato, de cada estadística, hay vidas, sufrimiento, ilusiones y luchas.

    Eso aprendí de mi padre. Y eso aprenderá de ti tu hijo. Y eso es lo que cuenta.

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  2. Si me dejas quiero protegerla contigo, para tu hijo y para los demás hombres y mujeres que quieran ser un día médicos y médicas. L.P.

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    1. Gracias, somos todos necesarios en esa labor. Un abrazo.

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  3. Precioso comentario, Carmen.
    Muchas gracias por la aportación.

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  4. Bonita y conmovedora entrada, una razon mas para intentar cambiar la realidad. Gracias,sencillamente genial.

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  5. Hay un dicho que dice:

    "Dichosa la rama que al tronco sale"

    Y si Dios quiere y la idea de su hijo perdura, pronto tendremos un excelente médico pero sobre todo una buena persona.

    E.M.

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  6. Muchas gracias por el comentario.
    Abrumado ante tanto afecto, que por supuesto es recíproco.
    Un abrazo.

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  7. En esta vida todo cuenta, hasta el aire que respiramos. Los hijos suelen tener cómo modelos de vida a sus padres, que son las personas que estan ahí todos los días y a cualquier hora apoyándolos en todos sus problemas diários.. así que es muy normal que tu hijo te tome por ejemplo, y al menos tiene un gran ejemplo que seguir.

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  8. De verdad Gilbertman, no esta tan mal ser medico. Porque los medicos no miramos a nuestro alrededor y vemos los 5 mill. de parados, la gente que gana 700 con 12h. al dia. Con una media de 7 h al dia ganar esta nomina no esta mal, si lo comparas con nuestro entorno y además hasta que me jubile. Y si quiero Ganar dinero, me hare constructor....bueno ahora como que no esta la cosa...

    Y te digo una cosa a mi me llena, solo el acto medico, que un paciente me sonria, que me hablen como un amigo, que me pregunte un vecino, soy medico no solo en la consulta, sino para el resto de mi vida.

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